Jhon Fredy Bayona-Pico, Sebastián García-Méndez
I+D Revista de Investigaciones ISSN 2256-1676 / ISSN en línea 2539-519X
Volumen 16 Número 2 Julio-Diciembre de 2021 pp. 58-68
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(2015) precisan que las empresas no pueden permanecer
y mejorar con sus esfuerzos de forma individual, el
triunfo está relacionado con las labores y el rendimiento
de los demás con los que hacen negocios y, de igual
forma, de la naturaleza y la calidad de las relaciones
directas e indirectas.
Por otra parte, formalizar una red de cooperación
empresarial se basa en elementos como objetivos
comunes, ingresos competitivos, interacción entre los
participantes y gestión (Cardoso et al., 2020), además,
Chang et al. (2019) indican que una relación
interempresarial de alta calidad se forma a base de
intercambio, que produce un mejor grado de eficacia y
eficiencia de la participación, de igual forma, estudios
aconsejan que un excelente sistema de comunicación
interna, da la posibilidad de que los departamentos de la
empresa puedan interactuar fácilmente y
convenientemente dentro de la red interna, que fomenta
la intelección mutua, desarrolla la coherencia
organizacional y establece un ambiente de respeto entre
los colaboradores y las organizaciones, lo que conlleva a
iniciar las relaciones, la confianza y la comprensión
mutua.
Igualmente, entre otros elementos o aspectos relevantes
se destaca la confianza, pues permite que los acuerdos
puedan ser concluidos en menor tiempo, trae consigo la
reducción de costos de transacción y es clave en el
momento de acceder a recursos (conocimiento del
entorno local y sus condiciones) para profundizar la
cooperación empresarial, por tanto la posibilidad de
implantar y mantener la cooperación con otros agentes se
basa en la red de contactos personales, y el alcance de la
red está sujeta a la procedencia de la persona y del tiempo
vivido en una zona específica, es decir, que entra en juego
el factor demográfico (Czernek-Marszałek, 2020). Por
esto, aquellos territorios que ya han establecido una
unión empresarial densa, donde las compañías cooperan
y mantiene vínculos constantemente hacia el exterior,
generan altos indicadores de producción y
competitividad, lo cual fomenta la mejora de la totalidad
de la cadena de valor (Rodríguez Miranda et al., 2019).
De modo que tener socios en el mismo lugar, puede
conseguir disminuir costos relacionados a la distancia
(costos de comunicación y de búsqueda para determinar
competencias útiles), analizando el punto de vista basado
en los recursos, algunas investigaciones insinúan que las
alianzas a larga distancia pueden facilitar el acceso a
clientes nuevos en mercados lejanos y aquel acceso sería
complicado sin las alianzas, ya que tener socios a cortas
distancias aporta otros recursos, como llegar a
proveedores especializados y a mano de obra competente
(Xu et al., 2017). Por tanto, se plantea que la cooperación
entre los organismos del entorno empresarial permitiría
presentar a los inversionistas servicios congruentes y
amplios de los organismos del entorno, así como
consolidar aquellas instituciones regionales en el
mercado interno (Daniluk, 2017).
En este contexto, el tema de cooperación entre empresas
es cada vez más sustancial, los mercados volátiles, como
también las posibilidades persuadidas por nuevas
tecnologías, necesitan estrategias para garantizar una
competitividad sostenible, ya que la única ventaja estable
proviene de la idoneidad de generar un flujo continuo de
nuevas ventajas, la flexibilidad para adaptarse
rápidamente a los cambios es de peculiar importancia
(Hatak & Hyslop, 2015). Por tanto, las estrategias pueden
clasificar como "globales" u "operacionales", en donde
las globales vinculan toda la organización y los objetivos
estratégicos, mientras que las operacionales se interesan
en áreas encargadas de la comercialización, producción,
financiamiento, los recursos humanos y otras áreas
operacionales (Cardoso et al., 2020).
De hecho, en la cooperación existe una activa
interrelación entre compañías y sus socios comerciales,
con la meta de impulsar innovaciones pertinentes, por tal
razón, las empresas buscan cooperar con los proveedores
para promover la innovación en los servicios, de la
misma forma, específicamente la competencia permite
ingresar a los conocimientos actuales sobre las
tendencias de innovación y al funcionamiento del
mercado, por ejemplo la variación en las necesidades y la
voluntad de los clientes; en ese orden de ideas surge la
competición, que se trata de la cooperación con los
competidores en donde la competencia junto con la
cooperación no se apartan, de lo contrario, en la práctica
llegan a crear beneficios (Markovic et al., 2020), así
mismo los autores Trinidad et al., (2020) señalan que se
desarrollan bastantes alianzas entre competidores, con el
propósito de alcanzar una mejor posición en los mercados
y no solo el de conseguir ganancias, además, de que estas
uniones se realizan no para llegar a obtener beneficios
inmediatos, sino no para obstruir perdidas futuras.
Con relación al caso determinado de la innovación de
productos y servicios, se puede llevar a cabo
implementando mejoras o modificaciones de las
propiedades, partes, materias primas o usos de los
mismos. Por tanto, la cooperación puede impulsar el
desarrollo de procesos de “innovación abierta”,
mitigando el efecto de la “innovación cerrada”, aspecto
esencial en la gestión organizacional en entornos
cambiantes (Geldes & Heredia, 2016).
En este contexto, se precisa que las ventajas de la
cooperación empresarial, según el tamaño de la empresa
pueden variar, las pequeñas en comparación con las
grandes poseen unas especiales que promocionan el crear
y evolucionar la innovación, como la angosta ayuda con
los consumidores, mejores entendimientos de las
necesidades, respuestas tolerantes a las variaciones en la
demanda, pertinencia en la fabricación de lotes de