Probabilidad para el pago de soborno: aproximación multi-país para América Latina y el Caribe
I+D Revista de Investigaciones ISSN 2256-1676 / ISSN en línea 2539-519X
Volumen 17 Número 1 Enero-Junio de 2022 pp. 7-24
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tenga mayor participación en la economía como
porcentaje del PIB.
Aspectos culturales también han sido estudiados, por
Getz & Volkema (2001); Husted (1999); Park (2003);
Sanchez et al. (2008); Sanyal & Samanta (2004), usan las
dimensiones de Hofstede encontrando como rasgos de
países más corruptos aquellos con alta masculinidad,
aversión al riesgo y distancia de poder. Por su parte Beets
(2005) con datos demográficos, encontró que el
desempleo, baja expectativa de vida y fertilidad y alta
ayuda humanitaria estarían asociados a mayor
corrupción. Otras causas de la corrupción y
específicamente del soborno que son normalmente
incluidos en la literatura son: falta de legislación
adecuada, aplicación deficiente de la ley, aspectos
culturales, falta de incentivos para que el gobierno
combata la corrupción, bajos salarios para los
funcionarios del estado (Mauro, 1996; Rose-Ackerman,
1997; Tanzi, 1998), heterogeneidad étnica (La Porta et
al., 1999), coacción a la prensa (Brunetti & Weder, 2003)
entre otros.
Čábelková & Hanousek (1999) muestran como la mayor
percepción de corrupción en un país está relacionada con
una mayor probabilidad de ofrecer sobornos a
instituciones, esto es un efecto que pocas veces es
incluido en la literatura y que puede ser un impulsador
adicional de la corrupción. Según ese estudio, elementos
como el contacto, la percepción de corrupción de las
instituciones e incluso educación afectan la forma en que
es percibido el soborno. Asimismo, los niveles de
corrupción, o en el caso específico de soborno, son
difíciles de cuantificar (The Hungarian Gallup Institute
HGI, 1999) por lo que se opta por 1) medir percepciones
en general o en grupos de interés específicos; 2) revisar
la incidencia o efectos de la corrupción o 3) estimar según
expertos, a través de instituciones como Transparency
International (TI) o el Banco Mundial.
Es difícil encontrar información real y objetiva sobre
corrupción (Reinikka & Svensson, 2005), esa
información de hecho depende del sistema legal en lo que
concierne a control, seguimiento procesamiento e incluso
castigo de la corrupción (Lambsdorff & Cornelius, 2000).
Los datos que se dicen objetivos normalmente se
desprenden de estudios anti-corrupción (Badawi &
AlQudah, 2014; Zouaoui et al., 2017). Un problema más
complejo de resolver para hablar sobre percepciones es la
definición misma que cada individuo pueda tener sobre
corrupción. Al tener un concepto diferente es más difícil
para el investigador tener idea de cuáles son los aspectos
que influencian la percepción de corrupción, así tanto
concepto como percepción pueden depender de factores
sociales/culturales (Melgar et al., 2010). Ahora, si el
análisis se hace sobre percepciones acerca del soborno
(como un tipo de corrupción), la información es más
limitada, la mayoría de los estudios citados en este
documento habla sobre corrupción en general pero no
específicamente sobre el soborno. En cuanto al soborno
en específico existe limitada literatura para países en
específico: China (Tian, 2008); Rusia (Rose & Mishler,
2010), para regiones: Asia (Wu, 2009); o para un espectro
más internacional (Guvenli & Sanyal, 2012; Sanyal,
2005; Sanyal & Samanta, 2004) Así, esta investigación
aporta nuevas ideas sobre el estudio de la corrupción
regional tomando el soborno como tipología.
En cuanto a las posibles fuentes de información sobre la
corrupción se encuentran bases de datos como
International Country Risk Guide (ICRG) Index, Global
Competitiveness Report (GCR) Index, World
Development Report (WDR) Index, o el Control of
Corruption Index, todas ellas basadas en la percepción de
“expertos” (Wei, 2000). En el caso de TI la información
de base para el Global Corruption Barometer es la
sociedad civil que como dicen sus críticos Rose-
Ackerman & Palifka (2016) puede estar sesgada por
condiciones del ambiente mismo, donde los individuos se
desenvuelven y más bien apuntar a la pequeña corrupción
que de todas formas puede verse sesgada por la
percepción de la gran corrupción. Asimismo, TI también
produce el Corruption Perception Index que combina año
a año datos de varias fuentes y en diferentes modalidades
incluyendo evaluación de expertos y datos cuantitativos.
Olken & Pande (2011); Rose-Ackerman & Palifka (2016)
además de las valoraciones por percepción hacen un
recorrido de otras alternativas de medición todas con
algún tipo de sesgo: 1) encuestas a pagadores de
sobornos: la más directa pero con posibilidad de
subvaloración (p.ej.: International Crime Victim Survey
y World Bank Enterprise Survey); 2) estimados de
observación directa: difícil de verificar por la naturaleza
ilegal del hecho corrupto y; 3) estimados por sustracción
o por inferencias del mercado: se deben asumir supuestos
frente a condiciones ideales (no corruptas).
En esta investigación se usa la encuesta de percepciones
Global Corruption Barometer realizada por una
institución experta como TI. En el análisis de percepción
de la corrupción de TI, en 2013 se preguntaba
específicamente sobre la solicitud de soborno; en 2017
dicha pregunta desaparece apuntando al pago efectivo.
Estas dos versiones de pregunta vuelven a aparecer en
2019. La encuesta de 2017 cambió sustancialmente de la
del 2013, al centrarse en el hecho de haber consumado el
soborno, pero no de que la contraparte pregunte por él.
Esto implica una diferencia fundamental en el objetivo.
Una cosa es que le soliciten y pague y otra diferente es
que sin solicitar se practique el soborno. La encuesta del
2019 va en ambas direcciones preguntando por el soborno
y viéndolo como hecho consumado. Sin embargo, los
autores al intentar hacer este ejercicio entre años
disponibles, tanto respuestas (vacías, la gente no