Omar Iván Trejos-Buriticá, Luis Eduardo Muñoz-Guerrero
Estrategia basada en modelo 4Q y aprendizaje colaborativo en un curso de programación
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I+D Revista de Investigaciones ISSN 2256-1676 / ISSN en línea 2539-519X
Volumen 18 Número 1 enero-junio de 2023 pp. 123-131
El significado del conocimiento constituye la esencia del
aprendizaje signicativo (Felder y Brent, 2004). Sin embargo,
este concepto se fundamenta en el conocimiento previo, el
nuevo conocimiento y en la actitud del estudiante (Ausubel,
1986). Según las propias palabras del autor de la teoría, “Si
me preguntaran qué es lo más importante en un proceso
de aprendizaje, diría que es lo que el estudiante ya sabe”
(Ausubel, 1986). De allí que se hace necesario articularse
con lo que el estudiante ha aprendido en procesos similares
previos y que sea consciente de tal conocimiento que termina
moldeando, la manera como el estudiante concibe el mundo.
Teniendo en cuenta los tres fundamentos del aprendizaje sig-
nicativo, debe prestarse particular atención a la actitud del
alumno, dado que depende de la motivación para aprender y
de la capacidad que desarrolle para relacionar conocimiento
previo con uno nuevo (Ausubel, 1986). Esto signica que a
todo proceso de formación subyace un factor motivacional
inherente que es el que cristaliza este proceso (Prince, 2004).
Por más interesante que sea el objeto de estudio, si no existe
motivación para aprenderlo, su incidencia en la concepción
del mundo por parte del estudiante podría llegar a ser nula y
podría llegar a ser insignicante, poco frente a los objetivos
preformulados (Llanos-Mosquera y Bucheli-Guerrero, 2021).
Ahora bien, la teoría del aprendizaje signicativo se comple-
menta muy bien, y se fortalece, con la teoría del aprendizaje
por descubrimiento formulada por el Dr. Jerome Seymour
Bruner, quien planteó que, para el estudiante, siempre será
más fácil aprender todo aquello que descubra (Bruner, 1963),
pues ese es, en sí mismo, el concepto de “descubrimiento”
que va de la mano de lo insólito y de la fascinación. Hallar
implica ubicar el conocimiento (derivado de lo aprendido) en
la memoria a mediano y a largo plazo. Esto signica mucho
en relación con un proceso de aprendizaje, lo cual se refuerza
con el concepto de “signicado” para encontrarle sentido
práctico al conocimiento adquirido, derivado de la teoría del
aprendizaje signicativo.
En este sentido, un proceso de aprendizaje no se puede sus-
traer del hecho de que descubrir permite que el estudiante
privilegie la fascinación como mecanismo de automotivación
(Felder y Brent, 2003), pues cuando este se deja permear por
la fascinación, lo insólito se convierte en un factor motiva-
dor de aprendizaje (Bruner, 1969). En sí mismo, este abre un
camino para que aprendizaje, motivación, descubrimiento
y signicado vayan, todos a una, dentro un paquete que
nalmente logra que el estudiante aprenda para bien de los
objetivos temáticos, de los objetivos de la labor docente y
de los objetivos del estudiante en referencia con su partici-
pación.
Teniendo en cuenta que, dentro de un contexto de apren-
dizaje por descubrimiento, el estudiante aprende cuando
es capaz de describir muy bien todo aquello que ha descu-
bierto (Bruner, 1991), es natural pensar, como lo hiciera el Dr.
Bruner, que todo aquello que el estudiante no sabe y que
es alcanzable, por vía del descubrimiento, para su proceso
de aprendizaje se convierte en fascinante (Bruner, 1963). Si
nos analizáramos nosotros mismos como participantes en un
proceso de aprendizaje, encontraríamos gran coincidencia
entre lo planteado teóricamente y nuestras propias vivencias.
Posiblemente, pocas personas, en condición de estudiantes,
podrán sustraerse de tal condición.
Todo esto ha de complementarse con dos estrategias que
potencializan los logros que se plantean desde las teorías
expuestas y que corresponden al aprendizaje colaborativo
y por pares (Rebollo, 2001). El primero posibilita la retroali-
mentación entre iguales en un contexto académico y tiene
efecto directo favorable en el aprendizaje (Bonwell y Eison,
1991). En la actualidad, los centros educativos buscan nuevas
formas de potenciar el aprendizaje de sus alumnos, desde
lo individual y lo sociocultural (Valdebenito-Zambrano y
Durán-Gisbert, 2013).
Esto nos lleva a pensar que, este proceso de retroalimenta-
ción parte de una interacción basada en la comunicación, el
intercambio de sentido y el debate sano entre estudiantes
que se da, mínimamente, si las actividades de aprendizaje
se ejecutan por parejas (Trejos-Buriticá, 2012).
Los resultados del aprendizaje colaborativo deben evaluarse
a la luz de las interacciones grupales que se den en el contex-
to del aprendizaje (Collazos etal., 2007), puesto que es dicha
interacción la que abre esos caminos de retroalimentación
tan útiles dentro de un proceso formativo. El trabajo funda-
mentado en la cooperación permite asumir un compromiso
individual y colectivo por medio de objetivos compartidos y
consensuados que permite conformar equipos para alcanzar
las metas establecidas (Valdebenito-Zambrano y Durán-Gis-
bert, 2013).
Las teorías del aprendizaje colaborativo se han enfocado
en la manera como los individuos trabajan en grupo, pero
recientemente se enfocan en el grupo como tal, tratando
de establecer cuáles son las circunstancias en las cuales es
más efectivo que el aprendizaje individual (Collazos etal.,
2007). Todo es debido a que la cooperación en sí misma es
una competencia clave para la sociedad del conocimiento.
De acuerdo a los planteamientos de la Comisión para la
Educación del Siglo XXI, aprender a trabajar en equipo es una
de las competencias básicas que deben facilitar los sistemas
educativos (Valdebenito-Zambrano y Durán-Gisbert, 2013).
El aprendizaje cooperativo ha mostrado su ecacia frente a
estructuras de trabajo competitivas e individualistas pues-
tas en marcha en el aula, lo cual se explica y fundamenta
en la teoría de la interdependencia social y sus variables
moduladoras que acuden a las competencias blandas (Val-
debenito-Zambrano y Durán-Gisbert, 2013). Por eso, es de
gran importancia una selección apropiada de las personas
que conforman un grupo en un proceso de aprendizaje
signicativo, tal que su empatía sea factor motivador del
aprendizaje (Collazos etal., 2007). La relación entre los logros
alcanzados, la motivación, la comunicación, la interacción